La odisea de coger un taxi con tarjeta en el aeropuerto de Barajas
Día 14/07/2013 - 00.16h
ABC comprueba cómo varios taxistas de la T-4 rechazan a clientes que quieren pagar con Visa
Daniel acaba de llegar desde Ginebra a Barajas tras un vuelo de un par de horas. Viene a Madrid con su mujer y una pareja de amigos para pasar unos días. Les recibe la más moderna de las terminales del aeropuerto madrileño, la T-4. Todo parece perfecto hasta que deciden trasladarse hasta su hotel en taxi. Su primera impresión de la capital cambia bruscamente.
«Somos cuatro amigos que venimos desde Ginebra. No nos cogen porque dicen que nuestras maletas son muy grandes», cuenta a ABC señalando su equipaje. La realidad es otra, no solo han sido rechazados por el tamaño de sus maletas, también porque quieren pagar con tarjeta. «Sospecho, además, que mi hotel está demasiado cerca», dice irónicamente en inglés, impotente porque nadie le entienda.
El resto de viajeros sigue tomando taxis a sus destinos mientras los dos matrimonios suizos miran resignados relegados en una esquina. «Es increíble. ¿Estoy en España, no?», pregunta irónicamente. La situación es tan rocambolesca que, con casi un centenar de taxis libres, se ven obligados a llamar a Radio Teléfono Taxi para que vengan a recogerles al punto que tienen en el aeropuerto. María Rosa y Virginia, dos colocadoras de la bolsa de taxis, les ayudan como pueden.
«Hace poco no quisieron coger a una señora mayor porque le faltaban diez euros»
Al grito de «¿con tarjeta?», Verónica trata de «colocar» a un ejecutivo que acaba de bajarse del avión. Hasta cuatro taxis —tres sin tarjeta y uno con medios para cobrarle— rechazan el servicio. Ninguno quiere dar explicaciones a ABC. A su lado una familia cargada de maletasespera pacientemente a que alguien quiera llevarles hasta su destino. «Si les preguntas siempre te dicen lo mismo: se me ha roto, no me queda papel en la impresora o, los más descarados, un "porque no me da la gana"», asegura. «Todo ello a gritos delante de gente que a lo mejor es la primera vez que vienen a Madrid. Imagínate la impresión que se llevan», comentan entre ellas.
Desconfianza en los clientes
Algunos taxistas reconocen que se dan estas situaciones. «A veces es verdad que no cogemos a gente con tarjeta porque desconfiamos de que no tenga otro medio de pago. En un comercio, si falla la tarjeta bien sea culpa de ella o del datáfono no te llevas el producto. En un taxi el problema es que el servicio ya está hecho y entonces ¿qué hacemos?», comenta un taxista en corrillo esperando a coger cliente.
A pesar de que la última ordenanza municipal del taxi considera a las impresoras de recibos y a los lectores de tarjetas como «elementos mínimos obligatorios» para los vehículos, los dueños de las licencias tienen hasta diciembre de 2016 para instalarlas. Los que ya lo tienen no pueden negarse a ofrecer el servicio. Sin embargo, ABC es testigo de cómo varios conductores con datáfono de reconocidas emisoras de taxi —incluso con distintivos de tarjetas de crédito en las lunas del coche— rechazan recoger clientes con este medio de pago.
«No pueden hacerlo», explica Jorge, otro taxista de la bolsa de la T-4. «Además se genera un efecto de rechazo en cadena. Si el taxista de delante no lo quiere cargar, ¿por qué tengo yo que aceptarlo?», se pregunta. «El problema es que las dos colocadoras de la bolsa de taxi, no pueden obligarlos a coger a un cliente. A mi me gustaría que hubiesepolicías municipales que controlaran este tipo de abusos, porque por unos cuantos pagamos todos», dice este taxista.
La American Express, vetada
«Yo estoy encantado de que me paguen con tarjeta. Así llevo menos dinero en efectivo. La única que no acepto, como la mayoría de mis compañeros, es la American Express. Tiene mucha comisión y cobras a las dos semanas». cuenta. «Para mí es más seguro cobrar con tarjeta para evitar robos. Los taxis sin distintivo de cobro electrónico son un imán para los cacos», asegura. Respecto a las carreras cortas dice: «Esto funciona a partir de medias matemáticas. No hay carreras buenas ni malas. Somos un servicio público y hay que asumir sus inconvenientes. Si no me quejo de una carrera de 30 euros ¿Por qué voy a hacer ascos a una de 10?».
«No hay carreras ni buenas ni malas»
«También reconocemos la pérdida de beneficio que supone para nosotros en comisiones bancarias. Estamos en contacto con los bancos para negociar condiciones ventajosas para un sector del taxi que, precisamente, no atraviesa su mejor momento», concluye.
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