miércoles, 24 de abril de 2013


Recordando algunos casos de bullying o acoso escolar

 
(Extraido de un foro sobre acoso escolar)
Rixx
Viendo el tema de @Tostadita, me acordé de varios casos de acoso escolar, o bien conocido ahora en el término anglosajón como "bullying". Recordé varios hechos, hechos que cuando yo aún era estudiante de Bachiller, nos hicieron leer varias historias sobre estos lamentables incidentes. Muchas veces llegan a casos extremos en los que al no aguantar más, se acaban suicidando, y muchas veces piensas que eso en tu escuela no pasa o pasará, o que no le conoces, hasta que te llevas una sorpresa.


Ahí van varias historias de estos desgraciados casos:



1-
Lucas es obeso, tiene 11 años, y lleva cinco soportando intimidaciones .En EGB (primaria), cuando empezaron las bromas pesadas que le hacía un niño en particular -hijo de la secretaria de la escuela-, pesaba 42 kilos. Ese año nunca escuchó su nombre y sí "bola de grasa", "el gordo", "el pelota". Lucas, un chico muy tímido, reaccionaba al principio llorando. Ahora se le puede ver solo por el patio de la escuela. Le han derrotado.


El año pasado (tal y como narraban los hechos, ahora sería ya hace 9 años) lo desnudaron en el lavabo y le escondieron la ropa. Asiste al colegio porque no se atreve a decirle a su padre lo que le pasa. Si alguien hubiera hablado con él cuando se sintió humillado en la clase de gimnasia -el día que el profesor le gritó «corre gordo, baja la tripa» porque iba más lento que los demás- tal vez sabría defenderse. En ese momento todos rieron y Lucas se sintió doblemente humillado.


Lucas se culpa de lo que le sucede. Hay una profesora que sabe de su calvario, pero el colegio no toma medidas. El se esfuerza por agradar pero su actitud causa el efecto contrario: exaspera al "bully", y cada día soporta más golpes, codazos y empujones.¿La última vejación que ha sufrido? Le mearon la mochila en uno de los recreos.


2-
Mónica cursa 3º de ESO y desde el año pasado es víctima de una chica y un chico de su grupo. Apenas empezar las clases llegó a casa con más de 20 chicles pegados en la cabeza. Sigue siendo una excelente alumna pero desde hace dos días no quiere salir de casa.


3.
Marcos, un niño inmigrante de ocho años, lleva casi un año recibiendo palizas de sus compañeros, pero sobre todo de su "amigo", que de un puñetazo a final de curso del año pasado le destrozó las gafas.


4.
Sandra (17 años) es una excelente estudiante de un colegio de Barcelona que aún tiene problemas con la comida. En segundo año de ESO, sus tres mejores amigas empezaron a mofarse de ella a y ridiculizarla delante de toda la clase y de los profesores, quienes, por cierto, también se reían de las bromas. Alguien le colocó a Sandra el cartel de chivata, la señaló como la persona que había delatado a sus tres amigas cuando el coche del director apareció lleno de pintadas insultantes. Cuatro años después, su diagnóstico sigue siendo anorexia nerviosa

La semana pasada en Argentina, en un pueblo tranquilo de la Patagonia, un joven mataba tres compañeros de clase porque estaba cansado de las burlas.


5.
Paula tiene 14 años y por un problema en los huesos lleva botas ortopédicas. Dos de sus compañeros le empujan y se ríen. Se ha caído varias veces y ha llegado con dolores a casa. Los alumnos acosadores, argumentan que sólo lo hacen para divertirse, que no le quieren hacer daño. Nada de ello es verdad. Buscan sentirse protagonistas. Necesitan percibirse fuertes y poderosos. Se sienten superiores cuando machacan al otro. Tras el enfurecimiento de la víctima esconden sus propias heridas. Bajo la apariencia de una novatada, los agresores camuflan su inseguridad, y llenan su vacío emocional. Persiguen sin descanso vivencias diferentes, y necesitan impresionar.


6.
Carolina, a sus 20 años, recuerda con espanto lo que le hacían a uno de sus compañeros de clase, el "genio de las matemáticas", como aún le llaman. «Le tiraban botellas de plástico, le pegaban, le rompían las carpetas, le tiraban las gafas al suelo, le ponían tierra en su comida a veces, cuando Joaquín estaba tendido en el suelo, doblado en dos y con una mano en la barriga y otra en la cabeza, un grupo de amigas y yo gritábamos ¡parad! Pero ellos no paraban. A veces sueño con Joaquín al que no vi más. Sueño que nos golpean a los dos». Tanto los agresores como los testigos mudos forman parte de un mismo circuito de miedo y necesidad.


7.
A Mario, con 15 años, su acosador desde hacía más de dos años le escupía su comida en el comedor del colegio y se la hacía comer ante la risa de sus compañeros. Todos los días. Era el modo en que creaba espectáculo. Una experiencia que el "bullying" definía como "excitante", pero sólo mientras estaba frente al grupo. Luego, cuando Mario tímidamente vomitaba después de comer y algún monitor averiguaba qué ocurría, decía que estaba enfermo o ponía otro tipo de excusas :"Él me pidió una broma y a mí se me ocurrió ésta". O apelaba a sus derechos: "Me estaba provocando y yo sólo lo hice para defenderme". O se hacía pasar por víctima: "Es que a mí también me lo han hecho".


8 y final.
La historia del joven de Hondarribia (Guipúzcoa, País Vasco)

Este es el hecho que mas me conmocionó.


A principios del curso 2004/2005, (yo por aquel entonces estudiaba 1º de bachiller, con 17 años), a Jokin, de 14 años de edad, le empezaron a hacer acosos en la escuela, a causa de un problema (gastritis o gastroenteritis) que tuvo que se hizo sus necesidades en clase (diarrea), us compañeros empiezan a burlarse de el, de la mofa, pasan a los golpes, incluso le rompen el aparato dental en una paliza. "Le hacían comer tierra", decía una compañera.


El resto del año siguieron con el acoso, golpes, palizas, maltrato psicológico, pasividad del profesorado...


Durante el campamento de verano, Jokin y su cuadrilla son pillados por los monitores mientras fumaban un porro. Cuando el asunto llega a oídos de los padres de los adolescentes, todos señalan injustamente, a Jokin como chivato y se ensañan más con él.

El 13 de septiembre, primer día de clase, es recibido con el aula decorada con papel higiénico para celebrar el aniversario de la diarrea y con golpes, la profesora, le hace recoger al propio Jokin los rollos de papel higiénico.
14 de septiembre lo acribillan a balonazos en el gimnasio. El día 15, otra paliza cruel.
Jokin deja de ir a clase y su tutora alerta a los padres. Padres y profesora acuerdan que Jokin vuelva al aula el martes 21 con un móvil por si tuviera problemas. Esa misma madrugada, se suicida.

En el lugar donde Jokin se suicidó sus compañeros dejaron flores y velas. La madrugada del 21 de septiembre cogió su bici y salió de casa. Encontraron su cuerpo a los pies de la muralla de Hondarribia 12 horas después. «Libre, oh, libre. Mis ojos seguirán aunque paren mis pies», escribió la tarde antes en Internet.

Alguien dejó esta frase, escrita en un folio blanco con tinta azul y en castellano, al lado de las velas que dibujan las iniciales de Jokin, J.C., junto a la muralla de Hondarribia:
" Jokin, no te conocía pero yo también he pasado por lo mismo. Mi dolor sigue oculto, el tuyo ya no y servirá para hacer cambiar las cosas. Ahora descansa en paz. Un beso"

La carta, sorprendentemente, al día siguiente, había desaparecido.

Jokin no fue este septiembre a las fiestas del pueblo con sus amigos. Ya no quería divertirse ni estar con sus maltratadores. Ni siquiera tenía ilusión por su 15 cumpleaños, que hubiera sido cuatro días después del fatídico martes 21.


A Jokin le conocía yo, no como amigo, si no mas bien como conocido, por unos amigos que tenía yo en Donostia, pero fue igualmente un palo enterarse de esa noticia, encima por aquello que nos hicieron leer.

RESQUIESCAT IN PACE Jokin


No son temas para tomárselos como cachondeo, si queréis compartir experiencias de conocidos - amigos - familiares o sufridos en vuestras carnes.


Fuente:

http://www.3djuegos.com/foros/tema/15054459/0/casos-de-acoso-escolar-post-largo/

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