El futuro de las pensiones pasa por recibir lo aportado
Día 22/04/2013 - 16.40h
Algunos de los expertos que definirán la próxima reforma de las pensiones aboga por traer a España el modelo sueco
En enero de este año entró en vigor la reforma elaborada por el Gobierno de Rodríguez Zapatero, cuya principal medida es el retraso en la edad de jubilación a los 67 años. Y ahora el Ejecutivo de Rajoy acaba de crear un comité de expertos para poner en marcha un factor de sostenibilidad que permita garantizar las pensiones del futuro. Pero son muchos los economistas que piensan que aunque estas medidas van en la buena dirección, continúan siendo insuficientes para garantizar el futuro del sistema sin castigar a las próximas generaciones.
Este es el caso del «grupo de reflexión sobre políticas públicas» creado en el seno de Unespa, la patronal del seguro, que ha elaborado un informeque trata de abrir una reflexión sobre hacia dónde debe avanzar el sistema de pensiones español.
El grupo, presidido por el ex ministro socialista, Juan Manuel Eguiagaray, tiene entre sus miembros a dos de los expertos elegidos por el Gobierno de Rajoy para diseñar el nuevo factor de sostenibilidad:Víctor Pérez Díaz , nombrado presidente del recién creado comité, y Rafael Domenech, economista jefe de BBVA. Además, han participado en la elaboración del informe –que presentarán en los próximos días a los grupos políticos, al Gobierno y a los agentes sociales– el ex secretario general de CC.OO., José María Fidalgo; el ex presidente de la patronal bancaria, AEB, José Luis Leal, y el profesor Felipe Serrano.
Sistema de reparto
Su propuesta pasa por mantener el actual sistema de reparto, de modo que al igual que ahora las pensiones se paguen con las cotizaciones de los trabajadores del momento. La gran diferencia de su propuesta respecto al sistema actual está en cómo se calcula la cuantía de las prestaciones. El sistema que proponen, que ya se aplica en Suecia y es el conocido como de «cuentas nocionales», consistiría en que a cada trabajador se le vaya apuntando en una especie de cuenta el dinero que aporta al sistema cada mes y, al final, cuando se jubile, se le suma lo aportado, más una actualización de estas cifras, y entonces se calcula cuánto cobrará cada mes.
Factor de equilibrio
El sistema necesitará, al igual que el actual, algún elemento de reequilibrio interno. En la medida en que sigue siendo un sistema de reparto, es necesario que continúe habiendo suficientes afiliados, que ganen lo suficiente para sobrellevar el gasto de los que se han retirado. Es necesario, por tanto,un factor de sostenibilidad, aunque no solo ligado a la esperanza de vida.
Periodo de transición
Como no se podría pasar de golpe al sistema propuesto, ya que si se aplicaran las nuevas reglas tanto a las pensiones en vigor como a las de los trabajadores en edades próximas a la jubilación, se rebajarían considera- blemente los derechos —la mayoría de los pensionistas reciben más de lo que han aportado— lo que generaría graves problemas sociales, los expertos proponen fijar una edad de corte. Es decir, por ejemplo, pasar al nuevo sistema a los trabajadores de menos de 50 años, o de 45, y el resto que se mantuvieran con el sistema actual.
Coste para las arcas públicas
Durante el periodo transitorio, el sistema de pensiones necesitaría recursos extra que, según el grupo de trabajo de Unespa, deberían obtenerse creando algún tipo de impuesto especial para financiarlo. Este impuesto se iría reduciendo hasta que desaparecieran los pensionistas acogidos al sistema actual. En Suecia, explican los autores del informe, estas transitorias necesidades de financiación se cubrieron con el fondo de reserva de las pensiones. Pero en España, el fondo actual no sería suficiente.
¿Qué pasaría con los que no cotizan?
No sería una responsabilidad del sistema de pensiones evitar que haya ciudadanos que caigan en la pobreza. Debería ser el Estado quienes, con impuestos, financiaran las necesarias políticas sociales para atender estos estados. Pero el sistema solo se ocuparía de pagar las prestaciones de quiénes han cotizado y en las mismas cuantías en las que lo han hecho.
¿Y habría pensiones mínimas?
En Suecia las hay. Pero sería el Estado, también a través de impuestos, y no el sistema de pensiones, el que corriera con los gastos de cubrir la diferencia entre la pensión a la que darían derecho las aportaciones realizadas y esa pensión mínima. Ylo mismo ocurriría con las pensiones de viudedad o no contributivas. De ellas se debería hacer cargo el Estado.
¿Cuántos años habría que cotizar para tener pensión?
No se fijaría ninguna exigencia mínima, como ahora. Cada uno cobraría en función de lo cotizado, desde el primer euro aportado.
¿Ya qué edad habría que jubilarse?
Se podría una edad mínima, en Suecia son 61 años, y a partir de ahí cada uno decidiría. Si se trabajan más años, se cobra más pensión, si se trabajan menos, disminuye la cuentía. De hecho en Suecia, aunque los ciudadanos se pueden jubilar a los 61, la edad media del retiro son los 67.
¿Serían necesarios planes privados?
El nuevo sistema permitiría a los trabajadores saber cuánta pensión van a percibir, por lo que de forma voluntaria pueden ahorrar en sistemas privados. Eso sí los expertos creen que el Gobierno debería incentivar este ahorro entre las clases medias y bajas.
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