domingo, 24 de febrero de 2013

HISTORIA DE ESPAÑA




Historia de España 1: Prehistoria y Culturas antiguas


La Historia de España y la de las gentes que poblaron su suelo se remonta muchos miles de años atrás. Los recientes hallazgos realizados en los yacimientos arqueológicos de la sierra de Atapuerca, en Burgos, han permitido localizar a los más antiguos pobladores de España y de Europa, determinando la existencia de una nueva especie, el Homo antecessor, y demostrando así que en Europa ya vivían seres humanos hace más de 800.000 años, mucho antes de lo que se pensaba. De paso se ha conseguido encontrar la deseada pieza clave de un complejo puzzle genealógico, el antepasado común que une a nuestra especie, homo sapiens sapiens, con otra con la que estuvimos coexistiendo durante mucho tiempo, el Hombre de Neanderthal.

Pero la aportación española al conocimiento de la Prehistoria ha conocido otros capítulos de gran importancia. Uno de los más destacados corresponde a la Cueva de Altamira, pieza imprescindible para el estudio del Arte Paleolítico. Sus pobladores vivían de la caza, la pesca, la recolección y el marisqueo. Vestían prendas muy diversas confeccionadas con pieles de animales, que les protegían del clima frío. Su indumentaria no se diferenciaba sustancialmente de la actual: pantalones, casacas, capuchas, chubasqueros, botas... Estas gentes realizaron las pinturas en el Paleolítico Superior, hace entre 18.000 y 14.000 años.

De todas las áreas de la cueva, la Sala de Polícromos es la más llamativa, por albergar una de las mejores colecciones de arte rupestre del mundo. Esta sala fue considerada por Breuil la Capilla Sixtina del Arte Paleolítico y es donde se localizan los famosos bisontes. En sus muros se conservan bisontes, caballos, ciervos, manos, antropomorfos y signos, pintados y grabados, de los periodos solutrense y magdaleniense...

Historia de España 2: Hispania Romana




A finales del siglo III antes de Cristo, la Península Ibérica es el escenario en el cual las dos naciones más poderosas del Mediterráneo, Roma y Cartago, pugnan por obtener la hegemonía sobre el Mare Nostrum. En el año 219 a.C., el cartaginés Aníbal toma la ciudad de Sagunto, aliada de Roma, dando comienzo la II Guerra Púnica.

Finalizada la guerra de manera victoriosa para Roma, ésta pretende hacerse con el control de los ricos territorios mineros de la Península. Así, hacia el año 201 a.C. ya controla una amplia franja a lo largo del Mediterráneo y hasta la Andalucía Occidental, con ciudades como Barcino, Tarraco, Carthago Nova o Gades. En el año 120 a.C., los romanos han conseguido una extensión que supone más de las dos terceras partes peninsulares, estableciendo colonias o ciudades como Emerita Augusta, Corduba, Toletum, Clunia o Caesaraugusta, entre otras. La última etapa de la conquista romana finaliza hacia el año 14 a.C., cuando sus legiones consiguen integrar la franja norte peninsular y establecer allí ciudades como Lucus Augusti, Asturica Augusta o Pompaelo.

La administración romana de Hispania se plasma ya desde el primer momento de la conquista en la división de los territorios bajo su control en dos provincias, Citerior, la más cercana a Roma, y Ulterior, la más lejana. Esta división cambiará durante la época altoimperial, pues la provincia Ulterior se dividirá a su vez en Baética y Lusitana.

La conquista de Hispania es un proceso largo y difícil. Tarraco, la actual Tarragona, fue la primera fundación romana en ultramar y desde ella partió la romanización de la Península, convirtiéndose en la capital de la provincia Citerior

Historia de España 3: Visigodos y musulmanes



Entre los siglos V y XI, periodo que, a grandes rasgos, podemos denominar Alta Edad Media, la Península Ibérica conocerá profundos cambios. A principios del periodo, el mundo bajoimperial romano, en el que han perdido peso las ciudades a favor de las villas y el mundo rural, entra en una profunda crisis. La debilidad del Imperio romano favoreció la penetración y el establecimiento de pueblos que vivían en sus fronteras, a los que llamaron bárbaros, esto es, extranjeros


Historia de España 4: La España de la Reconquista



A comienzos del siglo XI, la Península Ibérica se halla muy fragmentada en diferentes territorios. En la España musulmana, a la muerte de Almanzor, primer ministro del califa Hixam II, que había frenado el avance de los reinos cristianos, comienza la desintegración del califato y su fragmentación en pequeños reinos de taifas, como las grandes de Zaragoza, Lérida, Toledo, Badajoz, Sevilla, Córdoba y Murcia, acompañadas por otras de menor extensión.


Historia de España 5: Expansión de Castilla y Aragón



A comienzos del siglo XV los reinos cristianos de la Península Ibérica han conseguido no sólo afianzarse, sino empujar a los musulmanes hacia un territorio cada vez más reducido. Con todo, son conscientes de que la etapa final de la Reconquista abre ante ellos un nuevo panorama, en el cual los musulmanes, ahora reducidos al reino nazarí de Granada, dejan de ser una competencia importante, al tiempo que el enemigo para su expansión serán a partir de este momento los demás reinos cristianos.

Historia de España 6: Los Austrias Mayores




A mediados del siglo XV, los distintos reinos peninsulares viven momentos y situaciones muy diferentes. Castilla y Aragón salen muy fortalecidos del proceso reconquistador, especialmente el primero. Portugal ve en el Atlántico un ámbito propicio para su expansión, más de carácter económico que militar, mientras que Granada y Navarra apenas pueden luchar sino por mantenerse, frente al creciente poder de sus vecinos.

Especialmente delicada es la situación del reino nazarí de Granada. Ultimo reducto islámico en una Europa cristiana, los gobernantes de la vieja ciudad de la Alhambra se ven forzados a pagar tributo a los reyes castellanos y a defenderse de sus cada vez más frecuentes incursiones, recordando con añoranza pasados tiempos de esplendor. Hecha para el disfrute de los sentidos, la magnífica Alhambra de los palacios y los patios, de los jardines y las fuentes verá con resignación cómo la conquista cristiana de Granada marca el comienzo de importantes modificaciones que habrán de suceder sobre su recinto. Por encima de todas, destacará el Palacio que mandará construir Carlos V, quien pretendió con este edificio levantar el gran centro político y residencial de su Imperio.

El reinado de los Reyes Católicos supone la unión formal de las Coronas de Castilla y Aragón y el comienzo de la expansión a todos los niveles de estos reinos, tanto por tierras del Viejo Mundo como del Nuevo. Castilla conquista Granada, anexiona Navarra y emprende sus exploraciones atlánticas, siguiendo la estela de Portugal y empujada por los continuos avances técnicos. Los viajes de exploración, primero de todos el llevado a cabo por Colón, producen el contacto con nuevas tierras y gentes situadas en el occidente atlántico. Se trata de un nuevo continente que será conocido como América y que a partir de este momento comenzará a ser explorado y colonizado, dando lugar a un doloroso encuentro entre dos mundos diferentes...

Historia de España 7: El Siglo de Oro




El siglo XVII es una centuria ocupada por los últimos monarcas de la casa de Austria. Son los llamados Austrias menores: Felipe III, Felipe IV y Carlos II.

A comienzos del siglo XVII, la Monarquía hispana es un poderosísimo imperio con posesiones en buena parte del mundo. Desde la corte de Madrid se gobierna sobre el resto de reinos peninsulares, mientras en la Europa del norte y central son españoles los Países Bajos y el Franco Condado. En Italia, los Habsburgo dominan el Milanesado y los reinos de Nápoles y Sicilia. La presencia hispana en Africa es pequeña aunque estratégica, con las plazas de Orán y Melilla, además de las Canarias, escala esencial en la navegación hacia América.

En el Caribe americano, la expansión española ha conseguido controlar las islas de Cuba y La Española, además de la península de Florida. Ya en Tierra Firme, se han creado el Virreinato de Nueva España, con capital en México, y el del Perú, gobernado desde la ciudad de Lima, fundada en 1535. Por último, en Asia, la presencia española se traduce en la colonización de las islas Filipinas.

Desde 1581 y hasta 1640 el reino de Portugal se integra en la Monarquía Hispánica, lo que suma a ésta nuevos territorios. Los navegantes portugueses, volcados en el comercio con Oriente, han establecido numerosas e importantes escalas, como las Azores y Madeira. En Africa, cuentan con factorías en Tánger, Ceuta, Guinea, Accra, Angola, y la costa oriental africana. En la península Arábiga, los portugueses controlan el estrecho de Ormuz. En la India, establecen factorías en Diu, Goa y Ceilán. En Indonesia, cuentan con colonias en Syriam, Malaca, Sumatra, Java, Célebes y Timor. Finalmente, la estratégica Macao les abre las puertas de la Gran China. También hay que considerar las posesiones portuguesas en América, una amplia franja costera en Brasil que cuenta con ciudades como Río o Recife.

Historia de España 8: La España de los Borbones




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El siglo XVII representa en España, así como en Europa el auge del absolutismo. La monarquía absoluta de derecho divino, consigue imponerse definitivamente, y su máxima figura es el monarca francés Luis XIV, El rey Sol. Este modelo político, conocido como Antiguo Régimen, se extenderá por Europa y se mantendrá hasta la Revolución Francesa, a finales de la centuria.

El rey absoluto, centraliza todo el poder, eliminando privilegios y particularidades. La nobleza, despojada de su poder político, se convierte en aristocracia cortesana, contribuyendo al boato del rey.

Por debajo de él una amplia burocracia, un ejército especializado y una diplomacia compleja le ayudan en sus tareas de gobierno.

En España, el absolutismo llega de la mano del primer Borbón, Felipe V.

La muerte del último Habsburgo español, Carlos II, ocurrida en 1700, genera grandes expectativas de beneficio en dos candidatos a controlar la sucesión, Luis XIV de Francia y el Emperador austriaco, Leopoldo I. La herencia española, que comprende el dominio sobre diversos puntos estratégicos europeos, como Nápoles, Cerdeña, Sicilia, Milán y los Países Bajos, amén de los territorios peninsulares y americanos, convertirá a su beneficiario en la potencia hegemónica mundial y hará peligrar el precario equilibrio europeo. 

Para evitar dicho fin, se llevan a cabo sucesivos repartos y soluciones, optando finalmente Carlos II por testar a favor de Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, lo que garantizaría la integridad de los territorios de la monarquía hispánica. La solución, a la que en principio sólo se opuso el Emperador, no tardó en generar un grave conflicto al confirmar el monarca francés a su nieto como heredero al trono, lo que pondría en sus manos un poder excesivo, a juicio de sus rivales. 

La coalición antifrancesa se formó de manera inmediata, integrando a Inglaterra, Holanda, el Imperio alemán, Portugal, Dinamarca y el Ducado de Saboya, quienes apoyarán al archiduque Carlos como pretendiente al trono español. La guerra habrá de durar trece años y conocerá una solución de compromiso, de la que Inglaterra será la gran beneficiada: Felipe V será reconocido como soberano de la monarquía hispánica a cambio de no ostentar el trono francés, mientras Francia habrá de renunciar a sus proyectos expansivos sobre los Países Bajos e Italia.

La nueva centuria instala en la Monarquía hispánica una nueva dinastía, la de los Borbones. Sin embargo, este cambio no ha podido hacerse de manera más dolorosa. Las potencias europeas, singularmente Luis XIV de Francia y el Emperador austriaco, Leopoldo I, ansían hacerse con el control sobre el viejo imperio hispánico, imponiendo cada uno a su candidato al trono español, Felipe de Anjou, por parte de Francia, y el archiduque Carlos, como candidato austriaco. 

El rey español Carlos II, complica aún más la cuestión al testar a favor del candidato francés. Asunto vital para el precario equilibrio europeo, inmediatamente se forma una coalición antifrancesa, que integra a Austria e Inglaterra como principales valedores. La guerra habrá de durar trece años y conocerá una solución de compromiso, de la que Inglaterra será la gran beneficiada: Felipe de Anjou será reconocido como soberano de la monarquía hispánica con el título de Felipe V a cambio de no ostentar el trono francés, mientras Francia habrá de renunciar a sus proyectos expansivos sobre los Países Bajos e Italia...

Historia de España 9: La España de las Revoluciones




El periodo que va entre 1788, comienzo del reinado de Carlos IV, y 1874, año final de la I República, es, sin lugar a dudas, uno de los más intensos de la Historia de España. En esos 86 años, España sufrirá varias guerras devastadoras, como la invasión francesa y las guerras carlistas; conocerá férreos gobiernos, como el de Fernando VII; verá cambios de dinastía, como el encumbramiento de Amadeo de Saboya y, por último, vivirá un cambio radical de régimen, como la I República.

El Antiguo Régimen absolutista y estamental va siendo poco a poco sustituido por nuevas formas de relación política, social y económica. El influjo de la Ilustración trae aires de renovación, a los que se suman la influencia de las revoluciones americana y francesa. La recepción de las ideas liberales actúa en una España en la que la institución monárquica está desacreditada por el valimiento de Godoy y las disidencias entre Carlos IV y el heredero. La prolongada guerra con Francia, la ruptura con las colonias americanas y la bancarrota de la Hacienda ponen el telón de fondo a una situación de gravísima crisis. 

La sociedad española se muestra dividida, desconcertada. A grandes rasgos, se podría decir que son dos las principales posturas ideológicas que aparecen enfrentadas: los partidarios de la tradición frente a los defensores de la renovación. Estos últimos ven en la figura del sucesor, Fernando VII, una esperanza de cambio. Sin embargo, las ilusiones pronto se verán truncadas. El apego tenaz del monarca a la vieja monarquía absoluta y su desprecio por todas las reformas que aprobaron las Cortes durante su forzada ausencia en Francia, hacen de su figura una de las más odiadas.

El descontento de los sectores liberales da lugar a algunos pronunciamientos. Uno de ellos, el de Riego en 1820, obliga al rey a aceptar la Constitución de 1812. Con este acto se inicia un trienio marcado por la apertura política y las reformas. Pero poco duró la experiencia liberal española. En 1823, las monarquías europeas envían un ejército expedicionario, los Cien Mil Hijos de San Luis, para restaurar la autoridad del monarca. Fernando VII emprende, a partir de entonces y durante los siguientes diez años, una política absolutista y represiva. Es la llamada Década Ominosa..

Historia de España 10: Restauración y Fin de la Monarquía




El 29 de diciembre de 1874, en las cercanías de Sagunto (Valencia), el general Martínez Campos, ante una brigada del Ejército, proclamó rey de España al príncipe Alfonso de Borbón. Al éxito del golpe contribuyó la aceptación pasiva por parte de la gran mayoría del Ejército y el escaso apoyo civil que encontró el gobierno presidido por Sagasta. 

La restauración de los Borbones en el trono de España iniciaba una nueva época, etapa que, aun con más luces que sombras, constituye el sistema más estable y duradero de la historia contemporánea de España. Alfonso XII gobierna entre 1874 y 1885; entre esta fecha y 1902, le sigue la regencia de María Cristina de Austria. Alfonso XIII, hijo de ambos, reinará entre 1902 y 1931, cuando finaliza el periodo con la proclamación de la II República.

La Restauración tuvo a su principal figura en Cánovas del Castillo. Excelente orador, su objetivo fue crear un gobierno parlamentario estable en España. Su ideal era el sistema bipartidista inglés, por lo que, en adelante, los conservadores de Cánovas y los liberales de Sagasta se turnarán en el poder. De esta forma, una mayoría gobernará tanto tiempo como le sea posible, cediendo después el puesto a su rival.

El sistema liberal propio de la Restauración hubo de enfrentarse a graves enemigos, tanto internos como externos. Entre los primeros, su propia dinámica de pactos falseaba la utilidad de las elecciones, pues el voto estaba controlado por los caciques, con lo que el sistema parlamentario era pura fachada. El cada vez más corrupto y desacreditado sistema engendró antipatía entre las masas de la gente. La respuesta fue la orientación masiva hacia movimientos políticos radicales, como el separatismo, el socialismo o el anarquismo. 

Especialmente reivindicativo fue el movimiento proletario. Las duras jornadas de trabajo de campesinos y obreros, con jornadas de hasta 14 horas y salarios de miseria, favorecen el surgimiento del movimiento obrero español. La agitación social alcanzó su punto culminante en 1919. Las huelgas se sucedieron, siendo cada vez más radicales y violentas. Frente a esta violencia, la patronal reaccionó creando su propio pistolerismo. El resultado fue catastrófico, radicalizando aun más el conflicto..

Historia de España 11: II República y Guerra Civil




Entre el 12 y el 14 de abril de 1931 tuvo lugar uno de los hechos fundamentales en la historia contemporánea de España: la caída de la Monarquía borbónica, que encarnaba Alfonso XIII, y la simultánea proclamación de la II República. Nacida en medio de una inmensa alegría popular, la República recogía los anhelos de regeneración y el ansia de democracia de buena parte de los españoles de la época.

Los gobernantes republicanos recibieron un amplio respaldo en las primeras elecciones parlamentarias. Con este apoyo, parecían en condiciones de poner en marcha o acelerar muchos de los procesos de modernización política y socioeconómica por los que venían clamando desde hacía décadas las mentes más lúcidas del país. Se hacía necesaria una reforma del sistema representativo, que terminara con las lacras del caciquismo y consolidara un sistema de partidos de masas. Era preciso lograr un nuevo modelo de Administración civil y militar, que dotara al Estado de mayor eficacia y que, al mismo tiempo, lo descentralizara, abriendo paso a procesos de regionalización y autogobierno.

Historia de España 12: Dictadura Franquista y Transición democrática




La cruenta Guerra Civil que asoló el país entre 1936 y 1939, dio paso a una de las peores etapas de la Historia de España en el siglo XX. Los años siguientes, la inmediata postguerra, fueron un periodo de fuerte represión y sufrimiento, de débil producción económica y de enorme escasez de alimentos. 

La total victoria de Franco, dio un poder absoluto a una dictadura muy represiva y durante muchos años dispuesta a mantener la distinción entre vencedores y vencidos, y a construir un régimen autoritario basado en una política autárquica.

La mayor oposición inicial a la dictadura, provino de grupos aislados de resistencia, fundamentalmente rurales. Los guerrilleros vertebraron un auténtico movimiento de resistencia antifascista, que sobrevivió más de una década al fin de la Guerra Civil. La represión franquista fue extremadamente dura. El destino de la mayoría de ellos fue la ejecución sumaria o la aplicación de la llamada Ley de fugas, una ejecución de los detenidos alegando que intentaban escapar.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la política del régimen se orientó hacia los poderes del Eje, fundamentalmente Alemania e Italia, quienes habían colaborado en su victoria. La política internacional de Franco, apostó fuerte por el Eje, y aunque España nunca entró directamente en la guerra, esta decisión fue mucho más responsabilidad de Hitler, que no aceptó el precio exigido por Franco, que de el Caudillo...






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