lunes, 11 de febrero de 2013
EL EMPLEO JUVENIL BUSCA SU SITIO
El empleo juvenil busca su sitio
SUSANA ALCELAY
Día 11/02/2013 - 14.36h
¿Objetivo? Empleo joven; ¿medios? Casi mil millones de Bruselas; ¿instrumento? Un plan para fomentar el autoempleo
ABC
La tasa de paro entre los menores de 25 años se acerca al 56%
Hasta aquí hemos llegado, ya no hay más tiempo para no hacer nada. Europa se ha dado cuenta y ayudará al Gobierno a poner en marcha un ambicioso plan para luchar contra el paro juvenil basado en incentivos y rebaja de cotizaciones, un plan que estará apuntalado con cerca de mil millones de euros que llegan desde Bruselas y que tendrá un largo recorrido.
Y es que el drama del paro en España tiene en los jóvenes uno de los coletivos más castigados. Éste es uno de los principales problemas del mercado laboral, de importantes consecuencias en el presente, pero también en el futuro, un problema que ha expulsado de nuestro país a muchos jóvenes, entre ellos los más preparados, y que pone en serio riesgo las cuentas y estabilidad de la Seguridad Social en el medio y largo plazo. ¿Quién pagará las pensiones en un futuro?
Cada vez que crece el paro en España, los jóvenes son los más afectados, los más vulnerables. La tasa de paro entre los menores de 25 años se acerca al 56%, un nivel desconocido desde que hay estadísticas comparables y que supone que casi seis de cada cien jóvenes no logra encontrar un puesto de trabajo. La última Encuesta de Población Activa (EPA) reflejaba que hay 930.200 sin empleo.
Pero los problemas con los que se enfrentan los jóvenes en su transición desde el sistema educativo al mercado de trabajo no son nuevos, no han surgido con esta crisis, aunque ésta los ha recrudecido y los ha puesto en el primer plano de la actualidad. El paro, el abandono escolar y la temporalidad son hechos que caracterizan dicha transición desde hace décadas. Y las políticas emprendidas hasta ahora, basadas en contratos de formación y ayudas a la contratación, se han revelado ineficaces.
Una generación marcada
La OIT lleva años advirtiendo sobre el riesgo de una generación de trabajadores jóvenes que quedará «marcada» por los altos niveles de desempleo, la creciente inactividad y el trabajo precario en los países desarrollados, así como un nivel alto de trabajadores pobres en el mundo en desarrollo.
Problema aparte es de las altas tasas de temporalidad en el empleo que padecen los más jóvenes. Cerca del 80% de los menores de 25 años tienen un contrato temporal, cifra que puede parecer en cierta medida razonable si consideramos que se trata de sus primeros empleos y si nos comparamos con los países de nuestro entorno, como por ejemplo Alemania. Más dramático, sin embargo, es el hecho de que se mantengan tan elevadas, entre el 40 y 50%, pasados los 30 años.
La promoción del empleo juvenil se ha convertido en una prioridad para muchos gobiernos en momentos en los que 75 millones de jóvenes en todo el mundo no encuentran trabajo. El dato ha hecho saltar todas las alarmas y ha situado el paro juvenil en la diana de los problemas que hay que aliviar de forma urgente. Europa vuelve a hablar del nada bien visto concepto de «plan de empleo juvenil», en desuso desde principios de los 90.
Unos años antes, en España la huelga general del 14 de diciembre de 1988 convocada por UGT y CC.OO. logró parar el país. ¿El detonante?El Plan de Empleo Juvenil que aprobó el Gobierno de Felipe González por el que se creaba un contrato para jóvenes de entre 16 y 25 años con salario idéntico al SMI y bonificaciones del 100% de las cuota de la Seguridad Social. La duración mínima del contrato era de entre 6 y 18 meses.
Pero ¿qué motivos hay para que el empleo juvenil sea el más vulnerable cuando llega una crisis? A la caída de contrataciones por la recesión se une la mayor facilidad para precindir de los jóvenes en momentos de ajuste, dada la temporalidad de sus contrataciones y de sus bajos salarios. Y la legislación tampoco ayuda.
Francisco Aranda, presidente de Asuntos Laborales de CEIM-CEOE explica a Empresa que «el fomento del autoempleo debe ser crítico, pero no a través de ayudas, sino eliminando obstáculos y sobrecostes». Y asegura que «es necesario facilitar el acceso a los jóvenes al empleo también a través de contratos con costes inferiores. Sería importante contar con un contrato de inserción y formación que combine la prestación de desempleo con salario, además de recibir formación vinculada al puesto de trabajo»
Mayor peso de las ETTs
Aranda asegura que una de las claves del bajo desempleo alemán son las ETTs. «Necesitamos contar mucho más con ellas, como se hace en el resto de la UE. No entiendo por qué en España se impide a estas empresas realizar contratos de formación, cuando la mayor parte de sus clientes son jóvenes que quieren acceder al empleo», dice.
Mario Weitz, consultor del Banco Mundial y profesor de ESIC, explica que «lo mejor es crecer para bajar el paro, y a corto plazo solo se puede crecer con más exportación». Añade que «todas las medidas que ayuden serán bienvenidas, (fortalecer la marca España, dominar el inglés, formar a jóvenes en marketing, evitar tensiones independentistas, facilitar líneas de créditos a pymes que tengan potencial exportador...).
Weitz explica que «hay que adecuar la formación a la demanda de trabajo» tras puntualizar que «los estudiantes españoles tiene un nivel educativo inferior a Europa». «Es necesario convencer al empresario de la pyme de que la formación es una inversión y no un gasto», señala.
Para este profesor, «en la estrategia de crear empleo, ayudarán los fondos comunitarios que llegarán a España para promover el empleo juvenil, además de «buscar alianzas» entre el Gobierno, patronal y sindicatos y «fomentar los minijobs, que han sido aplicados con éxito en Alemania y otros países».
Entre sus recetas está también evitar el fraude en el seguro de desempleo, poner en marcha contratos de un año o dos por los que no haya que pagar cotizaciones a la Seguridad Social y reformar las políticas públicas de empleo para dotarlas de más agilidad.
¿Y qué prepara el Gobierno? Las cifras de paro, lejos de moderarse, no paran de crecer, lo que hace ya unos meses, en noviembre, llevó al Gobierno a tomar cartas en el asunto y diseñar junto a empresarios, sindicatos y autónomos un ambicioso plan de apoyo al empleo juvenil que permita aligerar una carga para la economía que supone un losa sobre el crecimiento futuro.
Un plan que pivotará sobre el autoempleo, que pretende hacer del emprendedor el eje de la política en los próximos años. En ellos están puestas todas las esperanzas de la creación de empleo en España y la meta está en lograr que los jóvenes no esperen a ser contratados y pongan en marcha su propio negocio.
Involucrar a las grandes
A lograr este objetivo irán encaminadas el grueso de las medidas de apoyo que diseña la ministra de Empleo, Fátima Báñez, un rosario de incentivos y rebaja de cotizaciones sociales como fórmula para animar a los más jóvenes. Un plan de cien medidas, quince de ellas de choque, que involucrará a organismos públicos, comunidades autónomas, y corporaciones locales y que también quiere hacer partícipe a las principales empresas del país, como fórmula para esquivar las dificultades que frenan la contratación de jóvenes entre 18 y 30 años.
«La prioridad del Gobierno es el empleo, y el empleo lo crean los emprendedores. Lo que quiere el Gobierno es poner una alfombra roja a todo aquel que quiera emprender», ha dicho Fátima Báñez.
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